SMOG

El esmog o smog es un término derivado del inglés, en concreto de una contracción de smoke (humo) y fog (niebla) y es precisamente eso, una especie de neblina semejante al humo. Se trata de una forma de contaminación del aire, en la que los contaminantes permanecen en éste en las capas más bajas de la atmósfera.

Cuando existe gran cantidad de contaminantes en el aire y se le une un período de altas presiones, el aire contaminado se estanca y genera este tipo de niebla, que nada tiene que ver con la niebla tradicional formada por partículas de agua en suspensión.

Se puede distinguir el smog sulfuroso o el smog fotoquímico.

El smog sulfuroso es también conocido como smog gris, reductor, industrial, o lluvia ácida. La combustión del carbón genera óxidos de azufre y estos, cuando reaccionan con el vapor de agua existente en la atmósfera, muy común en ciudades con nieblas habituales como Londres, forman ácido sulfúrico y convierte a la niebla en este smog cargado de contaminantes.

En cuanto al smog fotoquímico, es aquel que se origina a raíz de la combinación de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles (COV) que proceden principalmente de los escapes de vehículos, esta combinación reacciona con la radiación solar, que hace que estos catalicen y formen ozono y nitrato de peroxiacilo (PAN) creando esta niebla oscura o smog fotoquímico.

El smog más común en las grandes ciudades es el smog fotoquímico, debido a que son zonas altamente pobladas, con altos niveles de contaminación, aunque es más probable que aparezca en aquellas ciudades con clima seco, cálido, soleado y con poco viento, como cuencas geográficas y lomas de montañas donde estos contaminantes tienen difícil su evacuación debido a la inversión térmica.

El smog se refleja en la salud humana, crea problemas respiratorios, falta de aliento y tos. Causa irritaciones en mucosas y ojos y dificulta la capacidad del cuerpo humano para prevenir enfermedades mermando el sistema de defensa.

Grandes urbes como Nueva York, Londres, Ciudad de México, Toronto, Santiago de Chile, Pekín o Hong Kong sufren estas condiciones de manera casi permanente.

Sería interesante y necesario aplicar medidas para reducir esta cantidad de contaminantes en el aire, sobretodo, los procedentes de las emisiones de vehículos que utilizan combustibles fósiles, así, una reducción de los desplazamientos interurbanos, una apuesta por los transportes públicos y ampliaciones de zonas verdes y ajardinadas en grandes urbes puede ayudar y ser efectivo para combatir este tipo de polución.